Cómo lidiar con sobrecalentamiento y apagones repentinos durante cambios en el software
Esta fue mi mayor complicación: mi PC se apagaba de repente cada vez que instalaba o desinstalaba programas. Al principio pensaba que era algún fallo extraño en el sistema o un problema con los controladores, pero tras investigar un poco, me di cuenta de que el sobrecalentamiento era probablemente la causa principal. Es algo bastante común, especialmente cuando el equipo trabaja con tareas exigentes o se usa por largos periodos. Los sistemas modernos están diseñados para apagarse automáticamente si las temperaturas alcanzan niveles peligrosos—una medida de protección que, créeme, puede ser muy molesta cuando estás en medio de algo importante. Factores como el polvo acumulado en los ventiladores, la pasta térmica desgastada o simplemente procesos en segundo plano que consumen recursos, pueden elevar mucho la temperatura del equipo.
Para verificar si el problema era por sobrecalentamiento, empecé por abrir el Administrador de tareas (porque, claro, estos problemas nunca parecen ser sencillos). Vigilé qué procesos consumían más CPU y memoria RAM—las aplicaciones que usan muchos recursos generan más calor. Resultó que, además, había varias aplicaciones en segundo plano que ni me daba cuenta, lo que aumentaba aún más la carga. También, revisé los ventiladores; había mucho polvo, especialmente en mi vieja placa base ASUS, así que limpiarlos hizo una gran diferencia. Para tener una idea más clara, instalé HWInfo (hwinfo64.exe
) y monitoricé las temperaturas en tiempo real para entender qué pasaba por debajo del capó.
Probando una Restauración del Sistema
Si no era el sobrecalentamiento, tal vez las recientes modificaciones en el sistema estaban causando los problemas. Hacer una restauración puede ser una solución rápida, siempre que tengas puntos de restauración guardados. Busqué Restaurar sistema desde el menú de inicio; a veces está oculto en las opciones de solución de problemas o configuraciones de seguridad. Cuando llegues a la pantalla de selección, elige un punto anterior a que los problemas comenzaran y haz clic en ‘Siguiente’. No es una garantía total, pero muchas veces ayuda a revertir actualizaciones problemáticas o controladores que puedan estar provocando inestabilidad. Aviso importante: respalda tus archivos importantes, porque la restauración puede eliminar cambios recientes y no siempre se puede deshacer).
Si te gusta usar la línea de comandos, también puedes consultar los puntos de restauración con PowerShell usando Get-ComputerRestorePoint
. Esto me ayudó a verificar qué puntos estaban disponibles y planificar en consecuencia.
Escanea en busca de Malware o Virus
Otra línea de investigación: los virus o malware pueden causar fallos inesperados, especialmente durante la instalación o desinstalación de programas. Realizar un análisis completo offline con Windows Defender es muy efectivo, aunque a veces subestimado. Para ello, dirígete a Configuración > Privacidad y seguridad > Seguridad de Windows > Protección contra virus y amenazas. Luego, selecciona Opciones de análisis y escoge Escaneo sin conexión de Microsoft Defender. Esto se activa tras reiniciar el equipo y realiza un rastreo fuera del entorno del sistema operativo, detectando amenazas que los análisis habituales podrían pasar por alto. Puede ser un poco nervioso, porque toma su tiempo, pero suele detectar amenazas escondidas. Si la situación es grave, también usé Malwarebytes y AdwCleaner, que encontraron malware que Defender no detectó.
Verificando archivos del sistema con SFC y DISM
Archivos del sistema dañados también causan problemas. Ejecutar sfc /scannow
desde un Símbolo del sistema con privilegios de administrador arregló varios errores en mi equipo—solo abre el símbolo de sistema como administrador y teclea ese comando. El análisis revisa los archivos protegidos del sistema y los repara si es necesario. Si eso no basta, usar DISM /Online /Cleanup-Image /RestoreHealth
en PowerShell ayuda a reparar la base del sistema operativo. Primero, puedes ejecutar Dism /Online /Cleanup-Image /CheckHealth
para verificar el estado actual. Recuerda que los archivos dañados pueden causar comportamientos extraños, incluyendo apagados durante cambios importantes, por eso vale la pena descartar esta opción.
Utilizando el Visor de eventos para encontrar pistas
En ocasiones, revisar el Visor de eventos de Windows me brindó la clave que faltaba. Ábrelo presionando Windows + R, escribe eventvwr.msc
y pulsa Enter. En Registros de Windows > Sistema, busca errores críticos o advertencias cercanas al momento del apagado. El código más común, el ‘Event ID 41’ (Kernel-Power), aparece cuando el sistema pierde energía de forma inesperada y puede estar relacionado con hardware o la fuente de alimentación. Filtra los registros para detectar patrones recurrentes y fíjate en errores relacionados con problemas de energía o conflictos en los controladores. Exportar los registros con Guardar los eventos seleccionados
puede ser útil para analizarlos o compartir con un técnico.
Realizar Inicio Limpio o Arranque en Modo Seguro
Cuando nada funciona, un inicio limpio puede ayudarte a detectar si alguna aplicación o servicio conflictivo está causando los apagones. Ejecuta msconfig
, ve a la pestaña Servicios, marca Ocultar todos los servicios de Microsoft y desactiva el resto. Luego, reinicia y verifica si los apagados vuelven a ocurrir. Si el equipo funciona bien, activa los servicios uno por uno para identificar cuál causa el problema. También puedes arrancar en Modo Seguro manteniendo presionada la tecla Shift y haciendo clic en Reiniciar. Luego, navega a Solución de problemas > Opciones avanzadas > Configuración de inicio y selecciona la opción para activar el Modo Seguro. Eso te permitirá desinstalar o actualizar controladores o programas problemáticos sin interferencias. En mi experiencia, en Modo Seguro todo funcionaba estable, y el problema solo se presentaba cuando ciertos controladores o servicios de terceros cargaban.
Revisar la fuente de alimentación (PSU)
Por último, si las soluciones de software no funcionan, puede ser un problema de hardware. Una fuente de alimentación defectuosa puede causar apagones repentinos bajo carga, como durante una instalación o desinstalación que requiere más energía. Si tienes una fuente de repuesto, prueba a cambiarla (esto requiere abrir tu equipo, desconectar todo con cuidado y seguir las precauciones). Si el problema desaparece, probablemente esa era la causa. También puedes usar un probador de fuentes o un multímetro para verificarla, pero, en la práctica, cambiar la PSU por una que funcione bien es la forma más rápida y segura de comprobarlo. Asegúrate de que todos los cables estén bien conectados—los cables sueltos pueden provocar caídas de tensión y apagones súbitos.
En definitiva, solucionar estos apagados inesperados requiere ir descorrigiendo las posibles causas paso a paso. Se trata de revisar temperaturas, puntos de restauración, malware, integridad de archivos, registros y, en algunos casos, hardware. Puede ser frustrante, especialmente en las horas tardías, pero si abordas cada aspecto con calma, avanzarás. No olvides verificar aspectos como la acumulación de polvo, los puntos de restauración, el estado del hardware, los cambios recientes en controladores y la salud de la fuente de alimentación. Con suerte, esta guía te ayuda a encontrar la solución—a mí me costó mucho armar el rompecabezas y, quizá, mi equipo era particularmente intransigente.