Intentar convertir tu iPad en una segunda pantalla para Windows puede ser una gran ayuda cuando necesitas espacio extra, pero, sinceramente, el proceso no es precisamente sencillo. Es un poco raro cómo algunas aplicaciones funcionan a la perfección en una configuración y luego fallan por completo en otra. A veces tienes suerte y se conecta sin problemas; otras, te verás atascado solucionando problemas durante un tiempo. Versiones, conflictos de controladores, problemas de red…Windows puede complicar mucho más de lo que debería. Pero con algunos ajustes y el enfoque adecuado, es posible. Esta guía te ayudará a sortear esos momentos difíciles, para que finalmente puedas extender o duplicar tu escritorio sin complicaciones.
Cómo usar el iPad como segunda pantalla para Windows
Elige una aplicación de terceros que se adapte a tu estilo
Esto es lo primero: elige algo como Duet Display o Splashtop. Estas aplicaciones son bastante populares porque son relativamente fáciles de configurar y funcionan bien cuando todo es compatible. Por un lado, Duet Display suele tener mejor latencia, lo que lo hace parecer más un monitor real. Splashtop suele ser más económico y sencillo si no te importa un poco más de latencia. La clave está en elegir uno que se ajuste a tus necesidades, especialmente si lo quieres con o sin cable. Si solo estás probando, prueba la versión gratuita y luego decide si pagar por la versión completa.
Instala la aplicación en tu iPad y configura el lado de Windows
Descarga e instala la versión para iPad desde la App Store. Asegúrate de que tu iPad tenga la versión más reciente de iOS, ya que, por supuesto, las aplicaciones de Windows suelen ser más flexibles que las actualizaciones de Apple. Luego, ve al sitio web oficial de la aplicación (como Duet Display o Splashtop ) y descarga el controlador o software de Windows. El instalador de Windows suele estar en C:\Archivos de programa\ o puede ejecutarse directamente desde el archivo descargado. Sigue las instrucciones en pantalla, que suelen implicar un reinicio rápido, especialmente si Windows te lo solicita. Consejo: ejecuta el instalador como administrador si algo parece ir mal; Windows a veces puede ser un poco exigente.
Conecta tus dispositivos: USB o Wi-Fi, tú decides
Aquí es donde la cosa se complica. Una conexión por cable ( USB ) suele ser más estable, con menos latencia y mejor para la productividad. Simplemente conecta tu iPad con el cable y la app debería detectarlo al instante. Si prefieres la conexión inalámbrica, asegúrate de que ambos dispositivos estén conectados a la misma red; no uses wifis para invitados, VPN ni aislamiento de red, ya que esto puede afectar la conexión. Algunas apps, como Duet, te pedirán que habilites ciertos permisos o actives «Detección de red» en la configuración de Red e Internet. Además, comprueba que tu firewall o antivirus no esté bloqueando la app; podrías tener que añadir excepciones.
Configurar las opciones de visualización y solucionar problemas si es necesario
Una vez conectado, ve a Configuración de pantalla en Windows ( Windows + Po haz clic derecho en Escritorio > Configuración de pantalla ).Aquí entra en juego Pixelception: tu iPad debería aparecer como un monitor adicional. Puedes extenderlo o duplicarlo, ajustar la resolución e incluso colocarlo respecto a tu pantalla principal. A veces, el menú de configuración de la app ofrece opciones avanzadas adicionales, como el escalado o la velocidad de fotogramas, que pueden ser útiles si la pantalla se ve lenta o borrosa.
Si no funciona a la primera, no te preocupes. He visto algunas configuraciones en las que hay que reiniciar ambos dispositivos o reinstalar la aplicación un par de veces. En ciertas configuraciones, Windows requiere algunos ajustes manuales: quizás cambiar el modo de pantalla, deshabilitar o habilitar los adaptadores de pantalla en el Administrador de dispositivos o incluso desinstalar y reinstalar la aplicación. Porque a Windows le encanta complicar las cosas de más.